- ¿Y mañana, qué harás mañana?
- Pues ¿qué voy a hacer? Trabajar
para volver a ir de putas en cuanto tenga otro tanto reunido. ¡que voy a hacer!
–dijo Alfredo y era la pura verdad, su vida se había convertido en un ir y
venir de prostíbulos, consumía el 80% de sus ingresos en la lujuria sexual; no
es que fuera un depravado, simplemente buscaba satisfacer su egocéntrica
adicción sexual.
- ¿Nunca te has puesto a pensar
en esas criaturas que destrozas en cada nueva ocasión que le compras su alma?
–El Poli: como le decían sus amigos de antaño, sin duda tenía una forma muy
distinta de ver las cosas, ya sea por la profesión que había elegido o por su
propia ideología, era incapaz de asimilar semejante conducta y apasionadamente
intentaba crear en su amigo una conciencia disciplinada, sin necesidad de
extorsionar su filosofía de vida.
- ¿Pensar?¿En quién? Pero si esas
putas tienen más dinero que tu y que yo juntos. Mira, a mi no me vengas con
historias que yo me las sé todas.
- Te las sabes todas ¿Y realmente
crees que el dinero que puedan tener, las hace felices?
- Hombre, ¿y a quién no hace
feliz el dinero? Claro que son felices, esas mujeres trabajan un tiempo, reúnen
unos miles y regresan a su tierra, allá dicen que trabajaron de modelos o que
se casaron con un noble rico, montan un negocio y se casan con un estúpido como
tu o como yo y vivimos a su lado toda la vida creyéndonos tener de pareja a un
ángel que a fin de cuentas nadie le conoce una mancha. No me jorobes, goza la
vida y deja de pensar en los demás, que al final, nadie se preocupa por ti.
Este cabrón me vino a meter
mierda en la cabeza y ahora no me pongo, será posible que pierda mi dinero tan
miserablemente, con lo buena que está. Déjame pensar en otra cosa: la asiática
esta no se puede ir sin que me la tire con todo lo que lleva, está pa comérsela
viva, piensa en otra cosa estúpido: relájate. ¿Que día es hoy? ya, martes ¿qué
tengo que hacer mañana? ¡que tetas, madre mía! Vamos campeón: levanta, que la
comida de hoy es fina. Carne de primera, no me puedes hacer quedar mal.
Levanta, o te pongo un mes a dieta. Ya sé, vamos a hablar un poco: - Oye
¿hablas Español? Nada, no entiende, de donde vendrán estas tías, ni hablan el
idioma y se meten a vivir aquí. Verdad que la gente es imprudente. Tiene la
cara bonita, ¿que edad tendrá?: - ¿English? Tampoco, - ¿Frensh?. ¿Es que será
muda? Verdad que este mundo esta jodido.
- Tío, tienes que ayudarme
–Alfredo se veía destrozado-, te acuerdas de la chica que te hable que me había
levantado el muerto, la prostituta asiática que visitaba ocasionalmente. Mira,
ayer quede con ella para vernos hoy y resulta que voy a su habitación y me
dicen que ya no vive ahí, ¡joder! que al fin conozco alguien que realmente me
importa y resulta que desaparece. Tienes que circularla para ver si salió del
país, o de la ciudad, no sé, lo que se te ocurra que me de pistas para
buscarla. Tengo que encontrarla amigo mío, es lo mas tierno que he conocido en
mi vida, no puedo permitirme el perderla.
- Esta bien, calma, ¿tienes una
foto de ella? –preguntó el Poli.
- Si –afirma y saca su cartera,
donde una criatura adorable ocupa sitio preferente, la enseña a su amigo e
indica –: es ella.
- Veré que puedo hacer, dame la
foto, quizás no sea tan tarde y aún no la hayan sacado de la ciudad, no te
prometo nada.
- Que quieres decir con eso de
“no la hayan sacado”. ¿Quién la sacaría? –preguntó preocupado.
- Pues su dueño; los prostíbulos
organizan subastas para la compraventa de lotes de mujeres inmigrantes, estas
mafias se intercambian las mujeres para evitar que permanezcan mucho tiempo en
un mismo sitio y puedan intimar con un cliente que las ayude a escapar.
- ¿Y si ustedes lo saben, por qué
no hacen nada para detenerlos? –preguntó esta vez con prepotencia.
- Porque estas chicas son
amenazadas con la deportación a su país de origen, además del acoso y maltrato
a que son sometidas. Preferirían morir antes que acudir en nuestra ayuda.
- Entonces estamos hablando de un
mal sin cura, quién puede impedir que sigan comerciando con ellas, si son
incapaces de enfrentar a sus verdugos y llevarlos a responder ante la justicia.
- Si existe una cura,
sensibilizar a las personas. Esta esclavitud se debe sin dudas a la gran
demanda de servicios sexuales, principalmente masculina, si no tuviera esa
demanda, la oferta disminuiría considerablemente lográndose erradicar la explotación
sexual. Tu eres un vivo ejemplo ¿te acuerdas cuantas veces hablamos del tema?
- Me dejaste un mensaje en casa
¿qué pasa? ¿encontraste a la chica asiática? –preguntó ansioso.
- Si, la encontramos –dijo-,
siento mucho ser portador de esta noticia pero está muerta.
La diáfana alegría que traía en
sus ojos desapareció, se había sensibilizado con ella, los últimos meses los
dedicó a enseñarle el idioma a cambio de un milagro, juntos reían y pasaban los
momentos mas agradables jamás soñados, pero por sobre todas las conquistas que
esta relación aportaba, quedaba el haber sentido por vez primera el placer de
dar placer. Ya no era la fiera común que aspiraba a la satisfacción de su
adhesión, con ella pensaba en los finales paralelos, en los orgasmos múltiples,
en transpirar la voluptuosidad de compartir el encanto. Pasaron minutos de
silencio hasta que se atrevió a preguntar indeciso:
- Pero...¿cómo murió?
- La asesinaron, encontraron su
cadáver cerca del río –dijo, enseñándole unas fotos en las que se veía
claramente el cadáver de la chica y agregó-, todo parece indicar que le
dispararon mientras intentaba huir, lo cual demuestra mi teoría de que era una
esclava, ahora mismo estamos llevando a cabo una investigación, sin dudas
pronto encontraremos a los culpables.
Se hizo un silencio total,
Alfredo tenía el rostro desencajado y los ojos proclives a una lluvia de
lagrimas. Era difícil asumir su culpabilidad, que aunque indirecta, sin dudas
llevaba un gran peso. El Poli, retiró las fotografías que permanecían frente a
él, las colocó en la carpeta de donde habían salido, se instaló frente a su
amigo y extendiéndole la mano le dijo:
- Entonces como es natural ¿Te
sumamos al Proyecto de Lucha Por Un Siglo XXI Sin Esclavitud Sexual? ¿Verdad?
Autor: Douglas Chávez Díaz
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