SUEÑO APLAZADO

SUEÑO APLAZADO


Subes dispuesto a dormir las 3 horas de viaje, sabes que no existe otra opción para reducir el tiempo de la travesía, porque lo has intentado todo; buscas un asiento, aislado de los acostumbrados conversadores, y te acomodas en espera de lo único que puede interrumpir tu sueño: la llegada del interventor.
Miras el reloj, apenas un minuto para salir, recuestas la cabeza, y brotan tus ideas destino al pasado, buscando en tu memoria citas rechazadas, por cumplir la promesa de cada fin de semana: visitar a tus padres; sabiendo que pierdes tu vida por vivir la de otros que ya han hecho su historia, pero lo ignoras y sin tomar partido propio, te arriesgas a continuar esa insatisfacción paralela. Das una última ojeada a tu campo visual, y suspiras de extraña satisfacción por la ignorancia en que viven, luego te reprochan que no busques pareja en tus viajes, cuando aquí sólo adviertes veteranos en retiro; ellos piensan: porque se conocieron en un tren, que a todo el mundo le suele ocurrir de idéntica forma. Pero nuestras vidas son muy diferentes y... al fin marchamos, ahora descansa cuerpo... descansa... y duerme.

Dormido estaba cuando llegaron a P......, sólo había pasado un minuto desde que recostó la cabeza al asiento; entonces comenzaron a actuar las consecuencias de todo un día de agotamiento, y bajo las alucinaciones de un sueño infundido, fue capaz de preguntarle su nombre, ella respondió cual si llevase una vida esperando, así entablaron una larga charla, parrafada de cariño y abandono, compartiendo dudas, enlazando ideas, descubriendo ambos su mutua identificación.
Pasó trabajo para robarle un beso, ella siempre arisca, aunque sus ojos develaban deseo, su mente controlaba el impulso, pero al pasar un túnel y quedar en total oscuridad,  se arriesgó sin titubear, fue un beso interminable, ambos se devoraban sin miramientos; a partir de ese instante la vida cambió, y rogaron se detuviera el tiempo eternamente, que no existieran paradas en este tren que nublasen la magnificencia de tenerse uno al otro, comprendían que sus vidas debían marchar por senderos diferentes y no estaba lejos el momento de la despedida.
No obstante, desafiando al destino, se marcharon juntos, compartieron más de una velada, viviendo una especie de éxtasis no igualada por otros amantes en época alguna... y adentrándose en proposiciones formales, decidieron unir sus vidas para siempre, fueron ante notario, y entonces se acercó el interventor para decir:
-          Billete, por favor.

Le entregas el billete abrumado, molesto por la intromisión. Te acomodas, miras a los lados y no, nadie se percató que dormías, te devuelve el boleto, lo guardas y retomas la idea, estabas soñando, sí, ya, que sueño...
-          Permiso –dice ella - me puedo sentar a su lado.
Abres los ojos, y ahí está, criatura engendrada en sueños, analogía humana de lo real-maravilloso, quedas hipnótico; ella asume comprender tu respuesta y sin escuchar el monosílabo que interpretan tus labios, se acomoda a tu lado.
-          No te molesto, verdad –otra vez toma ella la iniciativa-, es que me aburro lo inimaginable, fin de semana tras fin de semana la misma travesía llega a fastidiar.  Pero tengo que visitar a mis padres, ya están viejitos ¿sabes? Y como soy hija única, pa eso he quedado, luego se quejan porque aún no me caso, ni que fuera tan fácil encontrar pareja que valga la pena, hoy día todo se resuelve en la cama, y luego cada uno toma su camino... este tren que se demora una eternidad, jo, ya me conozco el camino de memoria, y tu ¿a donde vas? Yo nunca te había visto, tienes tipo de interesante ¿viajas por trabajo?
-          No -tartamudeas-, yo voy a casa de...
-          Ya te lo notaba ¿eres de Z.....? –pregunta y sin esperar respuesta continúa- lo sabía, es que cuando ves una gente durmiendo, pues seguro que ese va hasta la última parada. ¿y estás casado?
Ella en su monologar está tomando un rumbo interesante, te sientes dispuesto a participar en la plática, hacer valer tus inquietudes, pero justo antes de contestar, alguien se acerca interrumpiendo la conversación y pregunta, con acento raro, si falta mucho para llegar a P......; le respondes con prudencia, esperando que se marche, pero en cambio, ella es quien se levanta y desaparece sin dar excusa.

Te levantas, sigues la dirección que ella había tomado, cambias de vagón y entonces la ves, sentada como una Diosa, suspirando por el antagonismo existencial, cual sí de sus deducciones pendieran la hambruna en los países subdesarrollados o el cese de las guerras en oriente, te acercas y le preguntas:
-          ¿Por qué te fuiste? Me dejaste con la palabra en la boca.
-          ¡Qué! –dice sorprendida- ah.
Miras a los lados, buscando una razón para desaparecer, la observas a ella detenidamente, por supuesto que nada puede influir tanto en tus futuras acciones como su propia belleza, intentas reanudar el dialogo:
-          No soy casado ¿sabes?
-          ¿Cómo? –pregunta inquieta.
-          Que no soy casado, ¿recuerdas que me lo preguntaste antes? –respondes moralmente desequilibrado.
-          ¡Ah! -su respuesta destruye el discurso que te habías preparado para la ocasión.
-          ¿Te molesta si me siento a tu lado? –insistes a pesar de la decepción.
-          No, no. –y con su replica queda claro que no sólo tu sabes responder monosílabos.
Transcurre un largo rato, y ambos permanecemos inertes, pensando. Con la mirada fija en la nada, vacua de expresiones, entonces el sueño va entrando en tu ser, y escuchas por inercia que dicen: próxima parada P......, algo te hace recordar tu anterior fantasía, tus recientes vivencias, pero ya es muy tarde, estás cansado... y duermes...


Autor: Douglas ChaDiz

2 comments:

Unknown said...

Me gustan mucho estas historias.pasan cosas increibles en los trenes.

cubautor said...

Muchas Gracias. Es cierto, en los trenes suceden tantas cosas... tengo otros cuentos de trenes y me faltan tantas historias de trenes por publicar... El Chikan